Por José Royo
Los planetas representan las “energías vivas” que utilizamos para interactuar con el mundo. Simbolizan impulsos psicológicos diferenciados, como son la emotividad, la afectividad, la agresividad, el intelecto, etc.; y su manifestación está condicionada por signo zodiacal que ocupan.
Para explicarlo con una metáfora, imaginemos que los signos del zodíaco son doce habitaciones, pintadas cada una de ellas de un color diferente, y que los planetas son “personajes vivos”. Si, por ejemplo, el planeta Venus –que representa la afectividad– se encuentra en una habitación "pintada de rojo", esa afectividad ("personaje") se manifestará de forma diferente que si está en una habitación "pintada de amarillo". Dicho de otra forma y de manera resumida, la posición de un planeta en un signo condiciona cómo se manifiesta dicho planeta.
En una carta natal, los planetas más significativos en su posición por signo son los cinco denominados “personales”: Sol, Luna, Mercurio, Venus y Marte. En lo que se refiere a Júpiter y Saturno (denominados “colectivos”) es recomendable privilegiar sus posiciones por casa y contemplar el signo secundariamente, tal y como ocurrirá de forma mucho más significativa con Urano, Neptuno y Plutón.
Por otro lado, también cabe señalar que existen otros condicionantes (aspectos, casas, regencias, etc.) que influyen en la manifestación de un planeta; pero el punto de partida será siempre su posición por signo. Y algo importante es saber que cualquier emplazamiento planetario debe interpretarse en función de la globalidad de la carta astral. En consecuencia, las claves interpretativas de planetas en signos que aquí se ofrecen están forzosamente fuera de contexto, y deben tomarse como orientaciones o reflexiones al respecto, que pueden ser de utilidad para elaborar las propias hipótesis. La frase al final de cada descripción, que va precedida de dos guiones (--), señala la posible manifestación negativa del planeta en el signo.
© José Royo
Girona, 2025