Planetas y manipulación colectiva

Planetas e inconsciente colectivo

Por José Royo


 Planetas del inconsciente

 

Los planetas Urano, Neptuno y Plutón están asociados con el inconsciente colectivo, definido por C. G. Jung (1875-1961) como “el conjunto de instintos y arquetipos que son comunes en la especie humana”. El inconsciente colectivo es dinámico y está en constante transformación, al ser el conjunto de seres humanos quienes perciben y generan al mismo tiempo pensamientos y sentimientos que nutren ese patrimonio común.  

 

Planetas del inconsciente

La imagen de un iceberg ha sido frecuentemente utilizada para ilustrar este concepto de inconsciente colectivo. La parte visible del iceberg simbolizaría el mundo consciente, que astrológicamente estaría representado por los siete planetas tradicionales (Sol, Luna, Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno), mientras que la parte sumergida representaría el inconsciente individual inmerso en las profundas aguas del inconsciente colectivo, representado por Urano Neptuno y Plutón. 

 

Estos tres planetas fueron descubiertos en fechas relativamente recientes (Urano en 1781, Neptuno en 1846 y Plutón en 1930), si consideramos que durante milenios solamente se conocían los mencionados siete planetas tradicionales. La integración de Urano, Neptuno y Plutón en la carta astral abrió las puertas a una comprensión más profunda de la psique humana, en su dimensión individual y colectiva. 

Respecto a su significado, Urano representa ideales de libertad, innovación y rupturismo con los valores conservadores; Neptuno se relaciona con sentimientos, sueños y anhelos inconscientes; y Plutón se vincula con procesos emocionales de transformación intensa. Sin embargo., los ideales de Urano pueden tomar la forma de extremismo radical, los sentimientos de Neptuno pueden ser confusos, tóxicos o engañosos, y los procesos de Plutón pueden desarrollarse bajo formas crueles, obsesivas o destructivas.

 

En una carta natal individual, las manifestaciones de Urano, Neptuno y Plutón serán más o menos positivas en función del grado de conciencia personal que se tenga respecto a lo que representan. Y, debido a la naturaleza inconsciente de estas energías, será necesario un trabajo autobservación para no caer en conductas personales compulsivas.

 

La manifestación de Urano, Neptuno y Plutón en el inconsciente colectivo toma innumerables formas, pero podemos descubrir su presencia en la sociedad a través de las modas, la política, la religión y los movimientos colectivos de todo tipo. Algunas de estas corrientes colectivas responden a motivaciones humanitarias, culturales o sociales, pero otras pueden estar generadas por poderes políticos y económicos con intenciones oscuras y objetivos partidistas. Cabe pues insistir en la necesidad de tomar conciencia de estas energías planetarias, para evitar ser arrastrados por las aguas turbias de quienes manipulan las emociones colectivas para sus propios y dudosos fines.

 

 

La manipulación del colectivo

 

La manipulación de masas utiliza diversas técnicas para promover un determinado comportamiento emocional que causa un corto circuito en el análisis racional y el sentido crítico. De esta forma se consigue que quienes son manipulados estén convencidos de que han decidido libremente pensar y actuar de esa manera. 

Manipulación del colectivo

Al analizar las estrategias de manipulación colectiva, aplicada en ámbitos como la política, la religión o el activismo, vemos que la acción se basa en inocular en la población una idea concreta, buscando movilizar al mayor número de personas hacia un determinado objetivo. Igualmente, quienes manejan los mecanismos del consumismo estudian los anhelos y temores colectivos para crear pseudonecesidades que estén al servicio de sus intereses. 

Todo se inicia cuando en una masa popular hay una “minoría activa” que toma una determinada dirección y arrastra al conjunto de dicha masa en esa misma dirección. Quienes ejercen su poder desde la sombra saben que controlando a esa minoría activa también controlarán la totalidad de la masa. El punto de partida suele ser una idea novedosa, revolucionaria o aparentemente liberadora que despierta la atención (Urano) y conduce a un estado emocional colectivo envolvente y contagioso (Neptuno) del que emergen sentimientos colectivos poderosos (Plutón). La energía de Urano es radical e impactante y abre las puertas a Neptuno y Plutón, que son planetas emocionales ajenos al sentido crítico, lo que facilita propagar conductas, deseos o comportamientos en el inconsciente colectivo. 

 

En este contexto, la mente grupal no piensa, pues se guía por impulsos y emociones que pueden derivar en actuaciones ciegas y compulsivas en las que encontramos la expresión negativa de Plutón en estado puro, del que emerge ese sentimiento de poder implacable que experimenta la masa en movimiento. Así, a lo largo de la historia hemos visto procesos en los que las emociones subyacentes en una corriente colectiva acaban en revoluciones sangrientas, genocidios étnicos y otras barbaries, llevados a cabo por chusmas enardecidas o grupos fuera de control, cuyos actos desafían todo indicio de humanidad. 

 

Sin llegar a situaciones extremas, muchas veces podemos observar comportamientos viscerales en eventos deportivos, activismos exacerbados y algaradas de diversa índole que, en muchos casos, no responden a lo celebrado o reivindicado, pero que sirven como pretexto para para sacar a la luz a la bestia que se oculta en el interior del individuo. La descarga emocional asociada en esas situaciones puede ser momentáneamente liberadora de tensiones y frustraciones personales, pero también puede derivar en comportamientos de ruptura (Urano), ofuscación (Neptuno) y destrucción (Plutón).

 

 

La dimensión transpersonal

 

Para integrar las energías de Urano, Neptuno y Plutón y gestionar en la medida de lo posible su proyección inconsciente, es necesario aceptar los desafíos transformadores que representan, aportando al colectivo aquellos valores que sean coherentes con nuestros ideales y propósito existencial. En definitiva, se trata de formar parte de un todo sin dejar de ser uno mismo, pues una sociedad solamente puede evolucionar en la medida en que cada individuo se responsabilice conscientemente de sus pautas de comportamiento. 

 

Hacer consciente lo inconsciente puede sonar a paradoja cuando sabemos que Urano, Neptuno y Plutón representan energías que no podemos controlar o explicar racionalmente. Pero podemos escucharlas en nuestro interior y establecer una conexión intuitiva con su poder transformador, para canalizarlas y darles alguna forma de concreción que sea positiva para la sociedad y para uno mismo. 

 

Una conexión positiva con Urano, Neptuno y Plutón pasa por tomar conciencia de que estos planetas representan energías desafiantes cuya función esencial es contribuir al desarrollo del alma. Y es que, en su función transpersonal, Urano libera de las limitaciones del mundo material, Neptuno trasciende la ilusión de separatividad y Plutón empuja con su poder transformador hacia estados superiores de conciencia. Y si somos capaces de reconocer estas cualidades superiores en nuestro interior, podremos convertir sus efectos desestabilizadores en oportunidades para nuestra evolución personal y espiritual.

 

 © José Royo

Girona, 2022

 

Fuentes consultadas para este artículo: Los planetas exteriores y sus ciclos, Liz Greene; Manipulación del inconsciente colectivo, Jean-Pierre Morin; 10 Estrategias de Manipulación, Noam Chomsky; La manipulación de las masas en las democracias occidentales, Germán Gorraiz.