Astrología para el siglo XXI

Anillo zodiacal alrededor de la Tierra

Por José Royo


En el pasado siglo XX surgió una nueva astrología centrada en el autoconocimiento y la evolución personal que reemplazó en gran medida a una la astrología tradicional de orientación predictivo-determinista. Sin renegar a la sabiduría transmitida durante milenios, la astrología moderna reformuló determinados conceptos anacrónicos para actualizarse a la luz de los nuevos tiempos. 

 

El  objetivo primordial ya no era adivinar el futuro ni realizar sentencias desde fuera, sino que se trataba de entender los procesos y conductas personales y de buscar alternativas que favoreciesen la evolución psico-espiritual de los seres humanos. Esta astrología renovada estuvo directamente Influenciada por las aportaciones de la naciente psicología y se alineó con las corrientes humanista y transpersonal emergentes en la década de los 60 del pasado siglo. 

 

A pesar de su inestimable interés, a día de hoy la astrología sigue siendo una gran desconocida y se encuentra estigmatizada por la desinformación y los prejuicios de un sector de la sociedad. No cabe duda que la frivolidad de los horóscopos de revista y las prácticas irresponsables de ciertos pseudo-astrólogos mediáticos no han ayudado a la difusión de una astrología digna de respeto. A lo que hay que añadir la descalificación sistemática de un cientifismo oficial que niega obtusamente todo aquello que no puede medir con sus propios parámetros.

 

Y parece no importar que muchos psicólogos, filósofos e intelectuales de prestigio cuya solvencia intelectual está fuera de toda duda, se hayan manifestado abiertamente a favor de la astrología. Como muestra, ya en 1947 el célebre psiquiatra Carl Gustav Jung (1875-1961) decía: 

 

"(...) muy a menudo he descubierto que los datos astrológicos me ayudaban a dilucidar ciertos puntos que de otra forma hubiera sido imposible de comprender"

 

Pero ésta y otras declaraciones han sido sistemáticamente ignoradas y no han evitado que quienes militan en la estrechez del materialismo científico sigan considerando que la astrología es una creencia supersticiosa que debe rechazarse. Precisamente refiriéndose a esta actitud prejuiciosa respecto a la astrología, el yogui Paramahansa Yogananda (1893-1952) relataba en su autobiografía una conversación con su Maestro Sri Yukteswar en la que éste le explica: 

 

"No se trata de creencia; la única actitud científica que debe tomarse sobre cualquier tema, es investigar qué verdad hay en él. La ley de la gravedad operó tan efectivamente antes de Newton como después de él. El cosmos estaría en una situación muy caótica si las leyes no pudieran operar sin la sanción de la creencia humana (...). El equilibrado ritmo del universo está fundado en la reciprocidad (...). Un niño nace en el día y en la hora en que los rayos celestes están en armonía matemática con su karma individual. Su horóscopo es un desafiante retrato suyo, que revela su inalterable pasado y los probables resultados futuros..."

 

Aquí cabe señalar que durante el Renacimiento el término de “horóscopo” se hizo extensivo para referirse a la totalidad de la carta astral, mientras que en la actualidad dicho término es popularmente utilizado por los medios refiriéndose únicamente a la posición zodiacal del Sol. Esto supone una visión muy reduccionista de la astrología que tiene como base toda la carta astral compuesta por doce signos del zodiacales y doce sectores denominados casas, que están ocupados por planetas en interconexión según sus relaciones angulares. En resumen,  algo mucho más complejo que decir que “el horóscopo de una persona es tal o cual signo…”.

 

La carta astral que representa las posiciones planetarias en el momento del nacimiento y su interpretación se basa en el Principio hermético de correspondencia que dice:  

 

"Como es arriba, es abajo; como es abajo es arriba"

 

En base este Principio estudiamos la carta astral y podemos comprobar que la estructura planetaria que había en el momento del nacimiento refleja simbólicamente las características y potencialidades innatas de la persona que viene al mundo. Sin embargo a partir de ese mismo momento entran en juego las influencias familiares, socio-culturales y educativas que condicionan el comportamiento del individuo alejándole de su esencia, lo que genera conflictos emocionales de difícil diagnóstico.

 

Y es aquí donde la carta astral se revela un valioso instrumento para conocer nuestra naturaleza esencial y poder evolucionar conscientemente dando significado a nuestra existencia. Se ha dicho frecuentemente que la carta astral es como un “mapa de la psique” que describe nuestra orografía interna. Y es un mapa que señala los caminos que podemos recorrer para explorar y descubrir quienes somos, a fin de desarrollar nuestras potencialidades y alcanzar un estado de armonía con nosotros mismos y con el mundo…

  

© José Royo

Girona, 2008